El 3 de Mayo, recibimos una carta que nos dejó muy sorpendidos. Una tal Olga, la arqueóloga nos pedía ayuda. Nos había localizado mirando uno de sus mapas, y nos contaba que tenía algo muy importante que decirnos.
Todos estábamos intrigadísimos. ¿Quién era Olga?¿Qué era una arqueóloga?¿Por qué nos necesitaba?
Al día siguiente, todo se resolvió. Olga nos visitó en el cole, trajo su último proyecto, una máquina del tiempo, con la que pretendía hacer viajar hasta nuestros días a un hombre de la prehistoria.
Y lo consiguió... vaya si lo consiguió.
Tuvimos que decir con ella, unas palabras científicas muy difíciles, y de repente, como por arte de magia, teníamos ante nosotros a un autético hombre de las cavernas.
Olga estaba muy emocionada y muy agradecida, porque nuestra ayuda fue fundamental. Comenzó a preguntarle un montón de cosas, y nosotros también le preguntamos. Hablaba un lenguaje muy raro que no entendíamos, pero Olga nos iba traduciendo.
Pero algo falló. De repente, encendimos las luces para ver mejor, y el hombre prehistórico se asustó y se volvió a meter en la máquina del tiempo, perdiéndose para siempre.
Pero nosotros, que tenemos muchas ganas de aprender, le dijimos a Olga, que le podíamos ayudar a seguir investigando sobre la Prehistoria, y ella aceptó encantada el trato.
Comienza nuestra aventura...
